HORAS MUERTAS, POEMAS Y UNA GUITARRA

Diciembre nació detrás de la puerta azul de una casa donde los maullidos de los gatos parecen lamentos de bebé y donde el viento parece que hable. Allí, en un rincón, había una guitarra que nadie tocaba. Y en un cajón se amontonaban decenas de poemas. Sobre la cama Elena escribía porque necesitaba hacerlo y, tras la tinta, se le iba la ansiedad y una angustia recién nacida. Un día, mientras escribía, la guitarra se cayó de su rincón y ella entendió que alguien tenía que tocarla.

Ella no sabía hacerlo pero Tònia, una amiga que también vivía tras la puerta azul le enseñó algunos acordes. Con eso vistió de música su primera canción, “Júlia”, y las dos quedaron tan satisfechas que le pusieron melodía a muchos de sus poemas. En las reuniones nocturnas de amigas las dos ofrecían conciertos en directo. Se pusieron un nombre artístico, Avalon – el país donde viven las hadas -, pero pronto aquellos conciertos a dúo se convirtieron en recitales de Elena. Tònia callaba y la dejaba sola. Prefería escucharla que acompañarla y maquillar su voz.

Todas le pedían que cantara, todas cantaban y cantan sus canciones cuando ella coge la guitarra. Todas se emocionan cuando escuchan esa vocecita que parece salida de Avalon. Y ahora, tras mucho tiempo de insistencia, han conseguido que Elena, con la ayuda de un amigo que ha visto en ella la magia, haya empezado a grabarlas. Aun le quedan muchas canciones guardadas en el cajón, mucha tinta por verter y emociones por compartir. Pero Diciembre es el inicio de algo.