dos mil golondrinas sobrevuelan cada mañana esta casa blanca,
este barco quieto de las alturas,
el refugio de las horas azules,
el palacio -gastado- de todos los vientos
canto ancestral al son del campanario viejo
los dos cuerpos aun se están despertando cuando ellas
chillan en su enésimo círculo,
acabando ya en la vuelta número cien
le gritan al sol y al ensangrentado cielo
que puede que no haya mañana
y quieren que alcemos las manos, la cara, la voz,
que nos lancemos -imprudentes- a este amanecer ilusorio
-tan leve-
mientras caemos en nuestro gran vuelo trivial
* Imagen de la obra Black cloud, de Odd Nerdrum.