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Nada mejor que tú en el anochecer, cuando
te acercas al país de los sueños. Vas de puntillas, dispuesta a volver al
lugar que te ha visto partir esta mañana.
Apago luces, sonidos, efectos.
Me envuelvo en silencio y mi cuerpo se
va.
Me quedo contigo. Pero tú, ya no estás. Solo se queda tu cuerpo, que se infla y desinfla al compás de este
nuevo viaje.
Tu cuerpo y mi alma. Mi amor y tu sueño.
Nada mejor que tú en el amanecer, cuando
vuelves de nuevo a la vida y te adentras de puntillas en la habitación en que
todavía divaga mi alma, aún solitaria, desubicada, perdida sin tí.