UNA MARIPOSA EN EL VAGÓN

En el metro todos miran hacia abajo. Algunos dormitan, se ausentan del mundo por unos instantes. Otros duermen directamente, roncan y babean como si estuvieran en el sofá de casa. Otros tienen la mirada fija en punto flotante en el vagón. Observan el vacío, meditan, descansan. Son pocos los que levantan la cabeza para mirar a su alrededor, porque también es bastante habitual clavar la mirada en los zapatos del de enfrente o en el periódico gratuito que te han dado al entrar.

El otro día me envalentoné y levanté la cabeza para mirar hacia arriba. Descubrí algo maravilloso: una mariposa con grandes alas de colores revoloteaba entre los fluorescentes del vagón. Estaba tan fuera de lugar… Sin embargo nadie reparó en ella. Había que levantar demasiado la cabeza. Supongo que si la hubiera visto en el monte no me hubiera parecido tan hermosa. Pero allí, en medio del gris y el amarillo, en medio del ruido metálico y las conversaciones de nada, me pareció algo extraordinario.

Cuando me bajé, ella todavía seguía allí intentando llamar la atención de los que no podían atenderle. Supongo que debió morir agotada de golpearse contra los fluorescentes. Debió caer al suelo sucio después dar vueltas durante horas en el techo luminoso. Debió morir cegada, sin ver a los de abajo. Pero tampoco los de abajo podían verla a ella, así que eso es lo de menos. Con suerte, al caer derrotada, fue barrida y lanzada a una enorme bolsa de basura llena de colillas, latas y papeles. Con menos suerte, alguien la pisoteó antes de cerrar los ojos del todo y la aplastó esparciendo sus minúsculas vísceras por el suelo frío.

Se equivocó de camino y acabó en un mundo que no es el suyo. Sufrió más de la cuenta, eso seguro. Pero gracias a ella, empezaré a mirar más hacia arriba y a olvidarme de los zapatos del de delante.

ADIÓS, HASTA SIEMPRE, GRACIAS

Es lo único que se me ocurre decirles a los grandes que nos están dejando. La semana pasada se esfumó Antonio Vega, anteayer Benedetti y hace ya unos meses Pepe Rubianes. ¿Por qué se van? ¿No han encontrado el secreto de la inmortalidad? Creía que los inmortales no morían, pero se ve que sí. Y poco a poco nos vamos quedando solitos. Es como cuando se mueren tus abuelos o algún tío o algún amigo de tus padres o incluso algún amigo tuyo. Sientes que de tu infancia ya no queda nada, solo tus recuerdos. De tu adolescencia y primera juventud (porque el resto de la vida son juventudes sucesivas) quedan más cosas, pero algunas, como éstas, se van perdiendo por el camino y los pilares de tu vida van perdiendo consistencia.

Gracias a nuestroseñortodopoderoso, al que aludo tan a menudo, estos tres grandes que se han ido y otros que ya se marcharon hace tiempo, nos han dejado un montón de palabras en el aire. Escritas, cantadas y recitadas. Poemas, relatos, canciones, ironía, imágenes, sobre todo belleza, mucha belleza.

Pero además de todas esas palabras tenemos la suerte de que aún nos quedan un montón de cosas más, así que no tenemos por qué ponernos tristes. “Nos queda el mar y buen pescado que comer a tu lado. Nos queda Oaxaca, San Pedro y amigos que no nos quieren cambiar. Nos quedan canciones que alegran los corazones y nos queda Santo Domingo si nos dejan volver”. Son palabras de otro grande, a ver si adivináis quien es.

También nos queda Leonard Cohen, Murakami y Pamuk. Y Andrés (Calamaro) y Loriga y otros tantos. Nos queda la playa, el chocolate y señoritos y señoritas por conocer. Nos quedan los buenos libros en un asiento incómodo de metro, un batido frío bajo el sol de la tarde y largos paseos en bicicleta. Nos quedan los cuentos de algún amigo. Nos quedan un motón de abrazos y millones de besos.

Nos quedan tantas cosas… Él también lo vio.


¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar
abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan
abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente

Mario Benedetti - 18/05/09

NO ME IRÉ MAÑANA


Hoy he visto caer a trozos
la barrera del sonido,
y brotar de entre los escombros
horizontes hasta ayer prohibidos.

Caminos hacia el frío
calor futuro.

Hoy he visto lanzar la flecha
y llover fuego del cielo,
recordando que del espacio
el principio-fin está en el suelo.

He sentido como ruge el mar
y la tierra abrirse de par en par,
un abismo que sonrie e invita a entrar
en un juego sin legalizar.

No me iré mañana
no sin antes algo más que ver,
no me iré mañana
aun es pronto para envejecer,

No me iré mañana
no sin nadie más que conocer...

Caminos hacia el frío
calor futuro,
mirar este mundo en paz
y nunca de reojo más.
Antonio Vega
12/5/09

INFIELES

Tengo una amiga que dice que está pasando por un bache en su vida. Su problema es que está enamorada. ¿Y cuál es el problema? A simple vista ninguno. Pero si miras más padentro te das cuenta de que su “problema” es que está enamorada de dos personas y no solo de una, que sería el canon habitual. Pongo problema entre comillas porque considero que estar enamorada/o, sea de quien sea y sea como sea, no es un problema sino un regalo de nuestroseñortodopoderoso. El problema lo tiene el que no se enamora, que no sé qué debe tener dentro a parte de vísceras.

Ya escribí una vez que yo me enamoro continuamente de un montón de cosas y personas: de un pelo bonito, de una canción, de unos zapatos rojos o de una voz. Pero claro, yo no me enamoro de la totalidad de un ser humano continuamente, sino solo de alguna/s parte/s. Y el “problema” de mi amiga es que está enamorada de la totalidad de dos seres humanos.

Como nunca me ha pasado, me pregunto y me he preguntado muchas veces ¿Es eso posible? Para mí no es posible, amiga. O sea, si tú estás realmente enamorada/o de alguien y le das todo tu amor entero, ¿Te queda aún amor suficiente para otra persona completa? ¿O es que solo le estás dando un trocito? Quizás no debería hablar en términos cuantitativos porque el amor no se mide en centímetros ni se pesa en kilos pero… hay un límite ¿no?

Amiga anónima, considero que seguro que hay una de esas dos personas que tiene un trozo más (de ese amor que te rebosa) que la otra. A lo mejor a simple vista no se ve, pero seguro que es así, dudo mucho que estén empatados. Entonces… ¿Solución? Ninguna. Solo tú la tienes. Eso sí, te doy la enhorabuena por dar tanto amor, que es lo que necesitamos en estos tiempos de crisis y gripes que corren. Y además (esto es un secreto) considero que la infidelidad está sobrevalorada, tanto por los que la cometen como por los que la sufren.

Me pediste un punto de vista objetivo y no te lo he dado. Más que nada porque soy, y me congratulo, súper subjetiva, como todo humanoide que se precie. Te mando un beso anónimo y un empujoncito para que superes ese bache bendito.