MENTES EN BLANCO - Despiece "Blanco"

Una vez escuché un relato de la Princesa Inca. En realidad se llama Cristina, tiene 25 años y a los veinte tuvo su primera crisis. Plasmó en papel blanco aquél momento y hace unos meses lo leyó al auditorio con voz temblorosa. Repetía y repetía la misma palabra, la misma idea, la misma imagen, el mismo color. Blanco.

El Hospital Benito Menni también es blanco. Es un color incoloro, que se repite, sin parar. Es la ausencia de algo.

Al llegar el blanco te recibe, con una gran puerta de metal que se abre y se cierra separando dos mundos. El portero que saluda desde la garita lleva una camisa blanca y los zuecos y zapatillas de las monjas son también blancos.

El pasillo de entrada al edificio F-J-I es muy largo, hace un poco de curva y está recubierto arriba, abajo y a los lados, de baldosas blancas que brillan con la luz. Está en el edificio más antiguo del hospital y su blancura ha sido recorrida millones de veces por millones de mentes.
La bata de Sor Ana es de color blanco y a ella se abrazan las internas. También es blanco el traje de Paco, el hombre de mantenimiento, que pinta con pintura blanca las paredes de un edificio que se tiene que rehabilitar.

Blancas son las paredes, blancas son las rejas de las terrazas, blancas las batas de los médicos, las persianas, los globos de las farolas, las esculturas. Blanca la luz y blancas las sábanas.

Es el color de la locura. Es el color del hospital, de los ángeles, de las nubes que no traen lluvia, de las pastillas, el de la Luna. Es el color de la Princesa Inca, que se define a sí misma como “pequeña, rara, blanquita...”. Es el color de Dolores, el de Mariu, el de Maria José, el de Sor Ana, el del Doctor Tresserras, el de Inés, el de Conchi, el de Godino, el mío, el tuyo. Es el color de las más de mil personas que habitan a diario un hospital donde la realidad no es sólo una. Un lugar donde conviven princesas, unicornios de colores, niños, ancianos, caballos que hablan. Una realidad que se parte en mil pedazos con cada persona que llega y con cada mente que se pasea.