tengo una sombra blanca
con ojos
de diablo
pequeña
como un zapato,
ácida como
el limón,
suave como
tocarte esa piel blanca y lisa
que se
pega a mis manos, a mi boca
tiene la
dulzura
de las
cosas pequeñas
y la rabia
del instinto animal,
la pureza
de lo que no es humano,
es salvaje
como el deseo carnal
organismo
leve y tierno que de noche
no se
mueve, sino que se dispara,
llena la
casa que habito
de líneas
invisibles de energía blanca,
como esa
que se te escapa
cada vez
que te mueves
minúsculo
huracán, descompone
el espacio
en -mil-
-fragmentos- de luz
que ayudan
a ver claro
tras
largas horas de azul