para que te acuestes tranquila
apagaré todo el estruendo afuera
borraré los gritos y las banderas
-las pintaremos de colores-
esconderé las cacerolas,
el helicóptero,
las porras, los golpes,
los cascos negros tan negros
y los señores de traje y palabras tan
huecas
tu escuela tomada el domingo más triste
para que te acuestes tranquila
te cogeré de la mano,
leeremos juntas a Alicia
con palabras bajitas, con la voz muy muy
lenta
y haré con calma tu trenza antes de ir a dormir
amor meu, para que te acuestes tranquila
leeremos juntas a Alicia,
que siempre supo -como nosotras-
que el de las maravillas
era el único país en el que quería vivir
* Foto del cuadro Madre joven contemplando a su hija dormida, de Albert Anker (1875)