LA JUSTIFICACIÓN DE LOS NECIOS

“ La inspiración es la justificación de los necios”, me dijo mi cuñao. “Pues yo creo que existe”, dije yo. “Hay mucha gente que cree que Dios existe”, contestó. “Sus motivos tendrán”, repliqué. “¡Necios!”, sancionó.

Me ha hecho pensar. ¿Creo en ella porque me conviene? Ya me vale. Yo estoy esperando a que mi musa regrese y resulta que no va a volver nunca. Y no solo no va a volver, sino que nunca ha estado conmigo. Estoy para que me ingresen.

Vamos a ver qué dice la RAE sobre las musas en general:
"1. Acción y efecto de inspirar o inspirarse". No me sirve, redundante.
"2. Ilustración o movimiento sobrenatural que Dios comunica a la criatura." ¡Uy!¡ Aquí aparece Dios! Y yo debo ser la criatura.
"3. Efecto de sentir el escritor, orador o artista el singular y eficaz estímulo que le hace producir espontáneamente y como sin esfuerzo." ¡Eureka! Esta es.

¿Habéis leído la última parte? “Y como sin esfuerzo”. O sea, que si te esfuerzas a lo mejor no hace falta que tengas presente a tu musa, porque el empeño la suplirá. Es una buena definición… Yo, como amante de la literatura enamorada de la escritura, crédula de todo, temerosa de nada, encuentro a mis musas en cualquier rincón.

Ahora mismo me están picando a la puerta. Dicen que escriba algo sobre Óscar Pérez, que se ha quedado en la montaña ya para siempre. Pero esta mañana me decían otra cosa, que os hablara de Madrid en agosto. Y el mes pasado, una musa de carne y hueso me pidió que escribiera un texto antimundo, cangándome en todo y en todos. Yo le dije que no, porque entonces los pocos que me leen dejarían de hacerlo, pero en realidad no descarto hacerlo algún día.

Con esto quiero decir que, en un estado normal, sin tristezas ni nubarrones que me las escondan, yo veo a las musas en todas partes, así que supongo que soy una meganecia. Se lo voy a decir a mi cuñao, aunque también le daré las gracias por haberme hecho pensar en ello.