FELIZ ERA NUEVA

Las cosas están cambiando. No hay que ser un gran observador para darse cuenta. Estamos en uno de nuestros peores momentos pero, curiosamente, hay un montón de gente dispuesta a pasarlo mal a cambio de un gran cambio. Es el porvenir de la catástrofe, así tituló Vicente Verdú un gran reportaje sobre todo lo que está pasando. “Una catarsis colectiva que purificará el alma del capitalismo”, escribe. “¿Habrá que dar gracias a esta catástrofe por procurarnos el sentimiento de solidaridad global?”, se pregunta. Posiblemente. Yo estoy convencida. Por fin empezaremos a fijarnos en el de al lado y a desechar necesidades absurdas que no han hecho más que hacernos perder el tiempo y el dinero. El dinero, el gran culpable.

En un editorial sobre moda el redactor escribe: “hemos pasado de la era de la ansiedad a la era de la cautela” (la palabra era sí está de moda). Así que por eso, dice, este año no nos compraremos mucha ropa sino que sacaremos todo lo que tenemos en los cajones para reutilizarlo. Y por eso los últimos desfiles reflejaban una mezcla de un montón de cosas, sin una tendencia clara común. Andan un poco perdidos los diseñadores. Y los restauradores, y los directores de cine, y los escritores. Porque parece que se están dando cuenta de que el cambio no solo transformará este sistema que nos mueve y que ya no sirve para nada sino que está naciendo una nueva conciencia. Y como la transformación es tan lenta, porque va cabecita por cabecita, no hay por donde cogerla.

Obama también prometió un gran cambio en esta nueva era que empieza (quizá él en sí mismo es un símbolo más de esta metamorfosis a gran escala). Pero yo quiero compartir con vosotros un fragmento que publicó Leonard Cohen en su Libro del Anhelo hace cuatro años y que quizá tenga algo que ver. En realidad el texto es más largo pero está cortado porque solo copié algunas frases sueltas:

Estamos entrando en un período de desconcierto, un curioso momento en que la gente encuentra la luz en medio de la desesperación y el vértigo en la cima de sus esperanzas. (...) Toda desesperación vivirá tras una broma. Pero te juro que yo estaré al alcance de tu perfume (...) Habrá una Cruz, una señal, que algunos entenderán (...) No tengas la menor duda. En un futuro cercano veremos y oiremos muchas más cosas de este tipo de gente como yo”.