MORFEO Y LAS MUJERES

Leo una noticia que dice que las mujeres tienen más pesadillas que los hombres. Que nosotras tenemos sueños más intensos y perturbadores y que, en cambio, los sueños de los hombres están llenos de referencias sexuales. Se ve que cuando un hombre tiene una pesadilla ésta suele consistir en un ataque físico o una amenaza seria. Sin embargo las pesadillas de las mujeres pueden ser de tres tipos: sueños de terror, de persecuciones o de pérdidas y amores.

El estudio lo dirigió una estudiante inglesa de Psicología que tenía muchas pesadillas y quería comprobar si le pasaba lo mismo a los demás y, después de estudiar a fondo a 200 estudiantes descubrió que eso de tener malos sueños es una cuestión de las mujeres más que de los hombres. Supongo que tendrá algo que ver con eso de que la inteligencia emocional está más desarrollada en nosotras, mientras que la racional es, sobre todo, patrimonio masculino.

Si esto es verdad, al final van a tener razón algunos cuando dicen que somos unas retorcidas. Lo digo porque más de una vez me han dicho que si tengo alguna enfermedad mental cuando explico alguno de mis sueños/pesadillas. Y menos mal que me callo otros tantos. El caso es que ni yo misma entiendo cómo a veces sueño las cosas que sueño. ¿De donde salen? Si son horrorosas. No me gustan. Cuando de día las recuerdo intento que desaparezcan rápido de mi cabeza. Sin embargo, durante la noche, mientras sueño, no lo paso mal. No tengo miedo, ni asco, ni ansiedad, ni ninguna sensación negativa. Me despierto tranquila, descansada, y entonces lo recuerdo.

Pero no nos desviemos. He dicho también que los sueños de ellos están llenos de referencias sexuales. O sea, que mientras yo me peleo con mi subconsciente, hay algunos que lo pasan pipa. Morfeo visita a los suyos con sueños físicos y a nosotras con emociones. Que las emociones sean positivas o negativas ya es cosa de cada una.

A nosotras nos deja soñar con “besos y fantasías” y a ellos con sexo puro y duro. Eso sí, cuando se trata de pelearse, ellos salen peor parados, ya que sufren un montón de agresiones físicas durante la noche. Y nosotras padecemos de traiciones, ataques encubiertos y algún que otro insulto. Pues como la vida misma, pero a oscuras, con la almohada y en secreto.