hoy el mar me ha dicho que vuelva a
escribir
que aunque el cuerpo esté abierto,
se puede volver a coser
con estas letras tan blancas
que si la sangre aún brota,
afuera los ángeles escuchan mi voz
-por muda que sea-
que los restos de este naufragio
ya se secan al sol
quejumbroso, gigante, dorado
que después de esta eterna locura
la vida se mueve de nuevo
naciendo
despacio
y que los poemas nunca se fueron con él
que solo era él
el que no
había estado
* Imagen del cuadro Caminante sobre
un mar de nubes, de Caspar David Friedrich (1818).