Manos de cartón y boca de trapo.
Con el beso la piel se despega del hueso. La mano se
deshace, se vuelve polvo o barro. Se derrama hasta el suelo. Se escurre la
vida, lo poco que queda.
La piel huele a gastado, los surcos profundos han llegado hasta
adentro, han roto la esencia.
Los ojos no ven, la boca no sabe, el cuerpo no siente.
Y la
vida se muere.
* Foto de Gianfranco Meloni.