SIGAMOS DESPIERTOS

El jueves, sentada delante de mi ordenador, me disponía a trabajar como cada mañana. No pude porque había una mariposilla que no dejaba de revolotearme por dentro. Emocionada por el movimiento ciudadano en todas las plazas del país y otras tantas allá fuera, escribí un texto deseando una feliz era nueva a todos.

Hoy la mariposilla tampoco me deja trabajar, pero porque se ha convertido en gusano y la tengo pegada en la boca del estómago.

Contando las horas para poder ir a Sol o bajar a la Fuente Dorada de Valladolid, creí que por fin habíamos abierto los ojos y nos estábamos reuniendo para intentar cambiar las cosas, para conseguir un mundo mejor, más humano y menos económico, para poder vivir tranquilos. Lo estábamos haciendo, lo estamos haciendo y lo seguiremos haciendo, porque somos muchos, pero los resultados de ayer me demostraron que aun hay gente que no quiere justicia o que simplemente se comporta como autómata de un sistema enfermo.

Como dice mi papá, tenemos a todo el grueso del pueblo en contra por envidia, por maldad, por ignorancia, por estupidez, porque no quieren que se mueva una piedra. Es cierto. Pero mi papá es muy negativo. Yo creo que hemos conseguido lo más importante. Movilizarnos, organizarnos, soñar en colectivo. Y podemos cambiar las cosas, estoy segura.

Alguien ha escrito hoy: “Escojo la esperanza porque la virtud del revolucionario es la paciencia. No lo olvides y no vuelvas a dormirte, porque estás más guap@ despiert@”.

Pues eso. Todos bien despiertos.

Besos revolucionarios