LA LLAMADA DEL DOMINGO

Domingo por la mañana. Sentada en mi sofá veo un partido de Segunda mientras ojeo El País y devoro su deliciosa revista. Mi hija da vueltas a la mesa con un tren de madera que arrastra de una cuerda. No puede parar. Al rato decido mirar el móvil, suelo tener llamadas o mensajes que no he oído. Lo cojo de entre los cojines del sofá y, cómo no, tengo una llamada y un mensaje de voz. Un fijo de Madrid… ¿en domingo? No tengo ni la más remota idea de quién puede ser.

Llamo al 123 y la chica de voz metálica me dice que tengo un mensajito, “recibido hoy, a las 12:56 minutos”. ¡Piiiiiiiiipp! Una voz grave, pausada, me habla al otro lado: “Hola Marta, soy José Luis Cuerda, llámame cuando puedas por favor al 123456789" (me permitiréis que el número sea ficticio). ¡¿Cómo?! “Repito, soy José Luis Cuerda Martínez, llámame cuando puedas al 123456789.” ¡¿Cómo?! Intento mantener la calma, pero como creo que no he oído bien, vuelvo a escuchar el mensaje. He oído bien.

Mi corazón empieza a saltar. Miles de miniyos bailan una conga en mi interior. Me pongo a dar vueltas a la mesa con mi hija, le digo que me ha llamado José Luis Cuerda, pero ella sigue con su cuerda y con su tren. Así que llamo al 123456789. Aparentando calma y madurez, marco y hablo: “Hola, ¿José Luis Cuerda? Soy Marta Parreño, que me ha llamado hace un ratito”. “¡Hola Marta! Mira, voy a subir a un ascensor, pero antes de que se corte quiero decirte que has ganado el concurso Amanece que no es corto”. Emito un sonido que no puedo escribir ni describir. La conversación sigue y mi corazón cada vez salta más arriba.

Vivo en un quinto pero al acabar estoy flotando como 14 pisos por encima. Mi hija me mira y se ríe. A mi novio no puedo llamarle. Llamo a mi madre, no está. Llamo a mi hermana, no está. Llamo a mi hermano, ¡sí está! Necesito exteriorizar mi alegría y no hay nadie a mano con quien compartirla. Pico a la vecina. Me da el abrazo que necesitaba (gracias vecina). Y luego ya me voy calmando.

Ayer se hizo público el fallo así que ya puedo decir que voy a rodar mi primer corto, “La piedras no aburren”, y espero conseguir que los tres niños de mi peliculita emocionen una décima parte de lo que a mí me emocionó la llamada del domingo.