Supongo que siguen existiendo cosas extraordinarias sobre las que escribir unas cuantas líneas, pero hace días que me cuesta encontrarlas. Hace días que no encuentro mariposas en los vagones o mujeres con mensajes hirientes. Creo que mi cabeza se ha ido de vacaciones con mi cuerpo este mes y por eso no sabe muy bien donde buscar lo que normalmente encuentra en cualquier esquina. Pero me duele estar más de una semana sin escribir y con estas pocas líneas me doy por satisfecha y quedo absuelta.
La foto es de un lugar que me cautivó: un monasterio abandonado en la isla de Lokrum (Dubrovnik), donde la vegetación se lo está comiendo todo y donde los árboles crecen torcidos, enroscados, en lugar de ir directos hacia el cielo.